MI FE SE FORTALECE EN DIOS Y LA IGLESIA
En una ocasión los discípulos de Jesús, al
evidenciarles Él su poca fe, le suplicaron: «aumenta nuestra fe». También
nosotros, discípulos del Señor, experimentamos no pocas veces flaquear nuestra
fe. Nos puede haber sucedido que, ante la prueba o debilidad, no es tan fuerte
como quisiéramos. A veces, incluso, desconfiamos de Dios, nos impacientamos,
dudamos de su presencia, de su amor por nosotros y nos hundimos -como Pedro- en
las aguas turbulentas de nuestros miedos y temores.
Esta circunstancia, sin embargo, no nos debe
llevar nunca al desaliento. Por el contrario, sabemos que Dios jamás nos
abandonará, y que todo esfuerzo que hagamos por acrecentar nuestra fe se
origina en la invitación que Él nos hace constantemente para que nos acerquemos
cada vez más a su amor. Ello quiere decir también que la fe, que por don de
Dios tenemos, necesita ser alimentada, cultivada, cuidada, como se hace con una
pequeña planta. La pregunta que debe urgirnos, por tanto, es la siguiente:
¿cómo puedo alimentar mi fe?
MANOS A LA OBRA.... ( IMPRIMIR , RESOLVER
Y PEGAR EN EL CUADERNO )
1. Imprime y resuelve el siguiente ejercicio
2. Imprime y desarrolla la actividad siguiente
3. Imprime y completa el siguiente ejercicio
Cualquier Inquietud
@wiltorb
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